Todos sabemos que el año empieza en enero y termina en diciembre (y que consta de otros 10 meses entre ambos). Pero lo que muchos no saben es cómo recibieron sus nombres. Tanto si lo has considerado alguna vez como si nunca te lo has preguntado, al final de este artículo tendrás la respuesta. Te prometemos que va a ser entretenido.
ENERO
Enero es el mes en el que la gente reflexiona con más frecuencia sobre sus vidas, escribe buenos propósitos y alberga esperanzas y expectativas para el año que entra. Con esto en mente, parece lógico que enero tome su nombre del dios romano Jano.
En la mitología romana, Jano tiene dos cabezas que miran en direcciones opuestas. Una mira al pasado, observando el año que ha terminado, y la otra hacia el futuro, esperando lo mejor del año recién estrenado.
Jano es el dios de los puentes, las puertas, las vallas y otros objetos que representan comienzos, finales y cambios.
FEBRERO
Febrero es el mes más corto del año. Sin embargo, para la gente que vive en climas fríos y con nieve, parece el más largo.
Un aspecto muy interesante acerca de enero y febrero es que estos dos meses no existían al principio. El calendario romano solo tuvo 10 meses hasta el 713 a.C., cuando Numa Pompilio decidió añadir dos más. Quería que coincidiera con el tiempo que tarda la tierra a girar alrededor del sol.
Febrero fue nombrado en honor a la februa, un festival romano de la purificación, durante el cual la gente se lavaba de forma ritual. Pero en Inglaterra no se llamó así durante mucho tiempo. En inglés antiguo había dos nombres para este mes: Solmonath (“mes del barro”), que era el más común, y Kale-monath (“mes de la col”), que se utilizaba menos.
MARZO
Marzo es el tercer mes del año en la actualidad, pero no siempre fue así. Su nombre procede del vocablo latín Martius (derivado de Marte, el dios de la guerra en la mitología romana). Esta asociación es probablemente debida a que los romanos dedicaban este mes a iniciar los preparativos para la “temporada de campaña” del verano.
En el calendario romano, Martius era el primer mes del año. Y lo sigue siendo en algunas culturas y religiones del mundo moderno.
ABRIL
La palabra “abril” existe desde antes del 700 a.C., al igual que los nombres de muchos otros meses. Pero, en este caso, no sabemos su origen con certeza, aunque hay varias teorías.
Según una de ellas, la palabra “abril” viene del latín “aprilis”, que a su vez se deriva de otra palabra latina, “aperire”, que significa “abrir”. En el hemisferio norte, abril es el mes en que los árboles y las flores comienzan a florecer, lo que podría explicar su nombre.
Según otra teoría, abril es uno de los meses del calendario gregoriano, nombrado en honor de dioses y diosas. En este caso, abril o aphrilis podrían derivarse de Afrodita, la diosa griega del amor (llamada Venus en la mitología romana).
MAYO
Mayo podría derivar del nombre de la diosa Maia, pero se desconoce de cuál de ellas, ya que hay dos.
La diosa griega Maia era la madre de Hermes, quien más tarde se convirtió en el mensajero de todos los dioses griegos. Era una de las Pléyades, consideradas compañeras de Artemisa.
Pero lo romanos también tenían una diosa llamada Maia. Su nombre proviene de la palabra latina “maius”, que significa “grande”. Era la diosa generalmente asociada con la primavera y el crecimiento.
JUNIO
Junio proviene de Iūnius, que significa “sagrado para Juno”. Juno es el nombre de otra diosa romana, cuyo papel en el panteón romano era similar al de la diosa griega Hera.
Juno era la diosa patrona de Roma. En algunas fuentes (como la Eneida escrita por Virgilio) se la retrata como una diosa cruel. En otras, sin embargo, se describe como la diosa de los nacimientos y el matrimonio. De hecho, mucha gente se casaba en junio porque creían que así recibían la bendición de Juno – y la tradición continúa en la actualidad.
JULIO
Julio al principio se llamaba quintus (“quinto mes” en latín). Pero más tarde fue rebautizado en honor al político, militar e historiador romano Julio César.
De hecho, fue el propio César quien cambió el calendario e inventó el que aún tenemos. Fue él quien introdujo el año de 365 días, con años bisiestos de 366 días cada cuatro años.
AGOSTO
Al igual que julio, agosto también tenía otro nombre al principio. Se llamaba sextilus (“sexto mes” en latín). En el año 8 a.C., fue rebautizado en honor a Octavio César Augusto, el primer emperador romano.
Augusto fue el sobrino nieto de Julio César. Nació con el nombre de Cayo Octavio, pero más adelante se lo cambió tras el asesinato del César. En el 44 a.C., tomó el nombre de Cayo Julio César Octaviano, aunque a menudo se le conoce como Octavio en muchos textos.
En el 27 a.C, se convirtió en emperador y recibió el título honorífico de Augusto.
SEPTIEMBRE
En el calendario romano, septiembre era el séptimo mes del año, de ahí su nombre.
El término proviene de la raíz latina “septem”, que significa “siete”. Inicialmente, los seis meses anteriores del calendario romano antiguo, tenían nombres de acuerdo con sus números. Y aunque julio y agosto fueron rebautizados más tarde, septiembre y los meses siguientes conservaron sus nombres originales.
OCTUBRE
Octubre proviene de la raíz latina “octo”, que significa “ocho”, como probablemente ya habrás adivinado. Este nombre llegó al inglés antiguo a través del francés antiguo, y con el tiempo sustituyó al nombre que tenía antes el mes: Winterfylleð (“mes de invierno”).
NOVIEMBRE
Al igual que sus dos predecesores, este mes también tiene una raíz latina, que en su caso es “novem”, que significa “nueve”.
En inglés antiguo, este mes se llamaba Blōtmōnað (“mes de la sangre”). Se eligió este peculiar nombre porque noviembre era la época en la que los antiguos sajones se abastecían de comida para el invierno. Se llevaban a cabo numerosos sacrificios de animales y se derramaba mucha sangre en el proceso.
DICIEMBRE
Diciembre también está formado por una raíz latina: “decem”, que significa “diez”. En inglés antiguo, este mes se llamaba Ǣrra Gēola o Gēolmōnað (“mes de yule”).
Los antiguos sajones llamaron a diciembre y enero “yuletide”- un período en el que se celebraba la temporada de invierno. Por eso se eligió el nombre de Gēolmōnað.
LOS MESES SON SOLO EL COMIENZO
El inglés contiene muchas palabras prestadas, y los nombres de los meses no son una excepción. Ahora que ya sabes de dónde vienen, puedes usar esta información para demostrar tus conocimientos con amigos y familiares o como inspiración para seguir explorando los idiomas. Te aseguramos que queda mucho más por venir.