EMORDNILAP
Emordnilap es un término que coge sentido cuando lo leemos al revés. Palindrome ya nos suena más, ya que un palíndromo es una palabra, número o frase que se lee igual hacia adelante que hacia atrás. Si hablamos de los emordnilap, la diferencia con los palíndromos es que se convierten en otra palabra cuando se leen hacia atrás. Amor pasa a ser Roma y sapos se convertiría en sopas. Mientras en la lengua española se denominan bifrontes y tienen una entrada en el diccionario, en inglés todavía no existe un término oficial y eso ha encendido el debate en los últimos meses.
El lenguaje es algo vivo, y cada poco se introducen nuevas palabras. Si repasamos la historia, Shakespeare fue el responsable de la introducción de más de 1.700 palabras en su época. Selfi y hashtag ya forman parte del léxico global, pero hace veinte años eran desconocidas. Su uso es el distintivo que hace que una palabra se reconozca y con el tiempo sea incluida en los diccionarios.
Así es como podemos encontrar este debate muy vivo en varios foros y hasta en las redes sociales. El argumento está claro: emordnilap tiene el mismo derecho a ser incluida formalmente en el léxico cotidiano que cualquier otra palabra.
Aunque parezca irónico, el tema para el que se usa esta palabra parece excluir la posibilidad de que sea usada con tanta frecuencia como para que la incluyan en el diccionario. No escucharás muchas veces “hoy he visto un emordnilap alucinante”, salvo en un pequeño círculo de logomaníacos. Los publicistas encuentran oportunidades únicas de aliteración para estos singulares vocablos, y algunos raperos los utilizan de forma instintiva.
Emordnilap no es una de esas palabras que se deslizan delicadamente por la lengua. El fonema de tres consonantes de su mitad tiene un sonido torpe y se enreda en la lengua. Las vocales también suenan mal en ese orden. Pero que sea una palabra fea no significa que no sea una palabra. Describe una peculiaridad legítima del lenguaje, y por eso se merece un lugar en el léxico.
Las palabras que se utilizan de forma habitual y se convierten en vocablos comunes se acaban incluyendo en los diccionarios. Puede que emordnilap nunca tenga este honor, porque no se usa con suficiente frecuencia como para ser considerada una palabra común. Aunque si esto es así, es sorprendente que cualquier palabra científica haya logrado estar en el diccionario.
En defensa de emordnilap, aunque en castellano tenemos bifronte, no sería rara su inclusión teniendo en cuenta otras como onomatopeya. Son términos raramente utilizados. Pero si un fenómeno existe, se necesita una palabra para describirlo en aras de una comunicación clara. Aunque, si nos vamos a inventar palabras, tal vez debamos hacer que suenen bien y sean fáciles de pronunciar.
SOBRE LOS PALÍNDROMOS
Los palíndromos son una peculiaridad del lenguaje en la que una palabra se lee igual hacia delante que hacia atrás. Oso, reconocer y arañara son ejemplos cotidianos de palíndromos. Pero no solo las palabras pueden ser palíndromos, también lo son frases completas, números, o cualquier otra cadena de caracteres.
Las frases que forman palíndromos no suelen ser muy útiles, pero sí bastante curiosas. “Alí tomó tila” puede ser útil si conoces a un Alí al que le guste beber tila. “Edipo lo pide” te servirá si estás hablando sobre mitología griega. Los consumidores de café podrían tener una buena razón para decir “échele leche”. Sin embargo, “¿Subo tu auto o tu autobús?” requerirá de ciertas circunstancias únicas para poder preguntarse.
Los números como palíndromos, o capicúa, se dan cada 110 años, siendo el 2002 el más reciente, y el próximo, el 2112. Dentro de este siglo, las fechas del calendario también pueden ser palíndromos. Si se utiliza el formato dd-mm-aa, el 6-10-2016 se lee igual en ambos sentidos, al igual que el 02-02-2020. Pero las fechas como palíndromos son inusuales. Sería muy fácil crear supersticiones a partir de estas rarezas.
También existen imágenes o ambigramas palindrómicos. Estas entretenidas maravillas son imágenes que representan lo mismo boca abajo y boca arriba. Pero la ortografía de la palabra no suele ser un palíndromo. La tipografía se manipula de forma artística para engañar al ojo humano y que lea una letra en lugar de otra. El autor y artista Clive Barker utiliza esta técnica con muy buenos resultados en las sobrecubiertas de sus libros de la serie Abarat.