El Día del Rey es una fiesta nacional de Holanda. Se celebra el 27 de abril (o el 26 si el 27 es domingo). Fue creado para popularizar una monarquía profundamente detestada y para promover la unidad nacional. Esta celebración tuvo lugar inicialmente solo en Utrecht, pero rápidamente se extendió por todo el país. Aunque es una “fiesta nacional”, no es un día de descanso. Se caracteriza por celebraciones tradicionales, especialmente en Ámsterdam. Hay músicos que actúan en plazas públicas, barcos decorados de forma llamativa que llenan los canales, y las ciudades se convierten en una mezcla de mercadillos callejeros repletos de turistas y cazadores de gangas.
LA HISTORIA DE ESTA FIESTA NACIONAL
La fecha conmemora el nacimiento del rey actual, Guillermo Alejandro. Esta festividad se remonta a 1885, cuando se conocía como el Día de la Princesa. Originalmente, se celebraba el 31 de agosto, el cumpleaños de la Princesa Guillermina, heredera de la corona holandesa. Tras su ascensión al trono en 1891, la fiesta cambió de nombre. Cuando la hija de Guillermina, Juliana, se convirtió en reina, la celebración se trasladó a su cumpleaños, el 30 de abril. Y continuó siendo así a partir de 1949. La hija de Juliana, Beatriz, no cambió la fecha para que cayera en su cumpleaños cuando accedió al trono, pero sí las costumbres de la festividad. En lugar de celebrar un desfile en el Palacio Soestdijk, se dedicaba a visitar diferentes ciudades holandesas. En el 2013, la reina Beatriz abdicó en favor de su hijo Guillermo Alejandro. Y la fecha se modificó en consecuencia.
¿QUÉ OCURRE DURANTE EL “KONINGSDAG”?
El Día del Rey es famoso por su “mercado libre”. Básicamente, los holandeses venden sus artículos usados en este día. Imagínate un mercadillo callejero gigante a nivel nacional. También es un día asociado con la “locura naranja” u oranjegekte, un delirio llamado así en honor al color nacional. Todo el mundo se viste de naranja para celebrarlo (mascotas incluídas). El holandés medio se gasta 26 euros en su atuendo para el Koningsdag. Es muy importante tener el aspecto adecuado para la mayor festividad del año. ¡Y cómo celebran los holandeses! Incluso comen alimentos de color naranja. En el Koningsdag, se registra un incremento del 600% en la venta de tompouces. Los tompouces son unos pasteles de color naranja (normalmente rosas) rellenos de crema. Pero además de dulces y disfraces, también es un día de ferias y festivales callejeros. Junto con el clima primaveral, es una oportunidad perfecta para pillar al holandés mercantil con su mentalidad más capitalista. Si deseas cautivar a los consumidores holandeses, presenta tu producto (teñido de naranja) en el mercado este día. Entenderán el mensaje. Ofréceles un descuento, y puede que te los ganes para toda la vida.
UNA CELEBRACIÓN UN POCO MÁS CULTURAL QUE EL BLACK FRIDAY
Los estadounidenses, en particular, podrían entender un poco mejor que otros la importancia comercial del Día del Rey. En Estados Unidos se celebra algo parecido el viernes siguiente al Día de Acción de Gracias (el tercer jueves de noviembre). Se llama Black Friday y, en él, priman los grandes descuentos, con las consiguientes lesiones sufridas por compradores que se pelean para encontrar gangas. Dicho esto, nadie se viste de negro de forma intencionada, y la fecha no tiene ninguna significancia política. En el Día del Presidente se celebra la figura más importante de la política estadounidense, ya que, evidentemente, no tienen reyes ni reinas. La festividad holandesa es decididamente mayor en el sentido de que es más incluyente. Sin embargo, los comerciantes neerlandeses, entre los que se incluyen los minoristas online y cualquiera que desee atraer a los consumidores holandeses, saben que es el mejor día del año para llevar a cabo su (gran) venta anual. Promocionada, por supuesto, desde un escaparate, una página de destino o página web de color naranja. Para averiguar más sobre las diversas celebraciones culturales y costumbres de todo el mundo, echa un vistazo a nuestro blog.
