La traducción automática lleva años desarrollándose, y cada día que pasa es algo más real. Interpretar los matices de una lengua es difícil, y parece ser que esta es precisamente la razón por la que la traducción automática solo se ha desarrollado hasta cierto punto.
PRIMEROS AÑOS
Los programadores han soñado con crear una máquina que traduzca idiomas desde que fueron conscientes del potencial de este tipo de dispositivos. Una de las consecuencias más importantes de la creación y desarrollo de la tecnología de la traducción, es que va mucho más allá de funciones matemáticas y lógicas, y se adentra en el complejo mundo de la relación entre palabras y significados.
La historia de la traducción automática comienza en la década de los 50. Ya en 1949, Warren Weaver, de la Fundación Rockefeller, configuró una máquina criptográfica y de procesamiento del idioma que fue precursora del concepto de traducción automática. Este proyecto se puede encontrar en su “Memorándum sobre traducción”.
No pasó mucho tiempo antes de que se pusieran en marcha diversos proyectos de traducción por computadora. En 1954, el equipo de investigación fundador del experimento Georgetown-IBM llevó a cabo una demostración con una máquina que podía traducir 250 palabras del ruso al inglés.
EVOLUCIÓN RECIENTE
La gente pensó que la traducción automática pronto solucionaría numerosos problemas de comunicación, y muchos traductores comenzaron a temer por sus puestos de trabajo. Sin embargo, este avance terminó estancándose antes de alcanzar su objetivo, debido a las sutilezas del lenguaje que las máquinas no eran capaces de interpretar.
En todos los idiomas, las palabras suelen tener varios significados y connotaciones. El cerebro humano está mejor equipado que un ordenador para acceder al complejo marco del significado y la sintaxis. En 1964, el Comité Asesor para el Procesamiento de Lenguaje Automático (ALPAC) declaró que no merecía la pena seguir invirtiendo recursos en el desarrollo de la traducción automática.
1970-1990
Pero no todos los países pensaban como ALPAC. En los años 70, Canadá desarrolló el sistema METEO, que traducía informes meteorológicos del inglés al francés. Se trataba de un simple programa capaz de traducir 80.000 palabras al día, y tuvo suficiente éxito como para ser utilizado hasta la primera década del siglo XXI, antes de necesitar una actualización.
El Instituto Francés de la Industria Textil utilizó la traducción automática para convertir sumarios en francés al inglés, alemán y español. En la misma época, Xerox creó su propio sistema para traducir manuales técnicos. En ambos casos, esta tecnología se utilizó ya desde la década de los 70, pero la traducción automática servía para poco más que traducir documentos técnicos.
En los 80, se empezó a desarrollar la tecnología de las memorias de traducción, que fue el comienzo de la superación del reto planteado por los matices de la comunicación verbal. Pero los sistemas continuaron enfrentándose a los mismos desafíos al intentar convertir un texto en otro idioma sin perder su significado.
2000
Gracias a la aparición de internet y de todas las oportunidades que ofrece, Franz-Josef Och ganó un concurso en velocidad de traducción automática en el 2003, y llegó a convertirse en director de Desarrollo de Traducción de Google. En el 2012, Google anunció que su propia aplicación Google Translate traducía suficientes textos como para llenar un millón de libros al día.
Japón también lidera la revolución de la traducción automática con la creación de traducciones de voz para teléfonos móviles, que funcionan en inglés, japonés y chino. Esto es el resultado de invertir tiempo y dinero en el desarrollo de sistemas informáticos con un modelo de red neuronal, en vez de funciones basadas en memorias.
Por ello, en el 2016, Google informó al público que la aplicación de una tecnología de red neural mejoró la claridad de Google Translate, eliminando gran parte de su torpeza. La llamaron Google Neural Machine Translation (NMT). Esta tecnología comenzó a traducir combinaciones de idiomas que no le habían enseñado. Los programadores enseñaron al sistema inglés-portugués e inglés-español, y éste empezó a traducir portugués-español, a pesar de no haberle sido asignada esa combinación.
PROYECTOS FUTUROS
En cierto momento se pensó que la traducción automática acabaría superando a la humana. En el 2017, la Ciberuniversidad de Sejong y la Asociación Internacional de Interpretación y Traducción de Corea, llevaron a cabo una competición entre cuatro personas y los principales sistemas de traducción automática. Las máquinas tradujeron el texto mucho más rápido que los humanos, sin duda, pero aún así no pudieron competir con la mente humana en lo que respecta a matices y exactitud de la traducción.
La gente lleva soñando con la rapidez y facilidad prometida por una fiable y precisa traducción automática desde antes de los años 50. El concepto de una forma de comunicación global todavía tiene un largo camino por recorrer. La creación de un software que piense más como un ser humano abriría todo un mundo de posibilidades más allá de la simple comunicación. La tecnología ha avanzado mucho en los últimos años, pero, por ahora, saldrás ganando si te quedas con el trabajo de un traductor humano para los textos importantes.